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Foto del escritorMaria Odette Canivell

CATALINA DE ERAUSO: LA MONJA ALFÉREZ

Actualizado: 11 dic

Catalina de Erauso nació en San Sebastián, en 1592. Al ser hija de un aristócrata en el país vasco, su padre la manda a un convento, regentado por su tía, desde la edad de cuatro años. Cuando cumple los quince, harta de los malos tratos, se corta el pelo, se viste de paje, e incluso trabaja por corto tiempo en la casa de su padre, quien no la había visto en muchos años.

Su espíritu aventurero y su deseo de evitar el destino que su condición de mujer le impone: el convento o el matrimonio, la hace enlistarse en el ejército español, para servir en las Américas. Allí, Catalina llega a obtener el grado de alférez, y participa en batallas peleando contra los indios mapuches en Chile, y en la región del cerro Chuncho, en Bolivia.

Mujer pendenciera y voluntariosa, mata a su hermano en un duelo, por equivocación y, ya que era conocida (o) por haberse involucrado en otras rencillas, se asila en la iglesia de San Francisco para evitar que la linchen por meterse a pelear en duelos, así como por su reputación de camorrista y quilombera.

Catalina confiesa a las autoridades que es mujer, y virgen, además de ex novicia, por lo que la Iglesia intercede por ella, y logran el perdón. La monja viaja a España, y el rey le concede una pensión por sus muchos años de servicios a la patria. Años después, se muda a México, donde asume el nombre de Antonio de Erauso, falleciendo en 1635.

Las memorias de Catalina, Historia de la monja alférez, escrita por ella misma, son un clásico de la novela picaresca, y una narrativa muy poco usual. Al leer el texto, te preguntas cómo es posible que aquellos que la conocieran no se dieran cuenta de que Catalina era mujer, y no un soldado cualquiera. En efecto, la monja juguetea con amantes femeninas, quienes pudieran haber sentido su busto, aunque éste estuviera vendado. Además de lo anterior, (en el único retrato que existe de ella) su faz es lampiña, si bien no muy agraciada, y su fenotipo la muestra como alguien muy bajito, y poco corpulento, para ser hombre.

La versión inglesa de la obra: Lieutenant Nun: Basque Transvestite, traducida por Michele y Gabrielle Stepto, enfatizan el estatus trans de la monja, en vez de centrarse en lo extraordinario de su historia.

Catalina nunca quiso casarse con una mujer. Aunque vistiera de hombre y se comportara como tal, aparentemente murió virgen, sin pareja, y sin decantarse por declarar ser hombre o mujer, ya que en sus memorias indistintamente utiliza el y la para referirse a sí misma.

La historia vale la pena de ser leída, ya que es un testimonio que cuenta de primera mano las pocas oportunidades que tenían las mujeres españolas en el siglo XVI-XVII. Catalina logra desafiar el estatus quo, de forma innovadora, y nos lega su historia, la cual es una narrativa interesantísima sobre una monja fuera de lo común.CATALINA DE ERAUSO: LA MONJA ALFEREZ


Juan Van der Hamen, circa 1626

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