top of page
Foto del escritorMaria Odette Canivell

La Pepita Editorial

Actualizado: 13 mar

Tras haber pasado más de veinte años estudiando y trabajando en universidades en Estados Unidos y en España, como docente, regresé a Guatemala con la intención de promover y difundir el trabajo literario de las mujeres guatemaltecas. Mi experiencia académica en cursos de literatura guatemalteca en particular, y de Latinoamérica en general, tanto en inglés, a nivel de departamentos de literatura inglesa, como en los programas en español, en departamentos de literatura hispanoamericana es que sí, mis alumnos y colegas conocían a Miguel Ángel Asturias, era un milagro del universo. Para muchos de ellos, e incluso para los catedráticos que trabajaban conmigo les sonaban a lo lejos las campanas de un tal “Yorye Boryes,” y de “Garciáy Marqueses;” ninguna autora guatemalteca, y pocas latinoamericanas (con excepción de Isabel Allende, que vive en Estados Unidos), les era conocida. Para que nos sirva un poco de consuelo, por aquello de en “el reino de los ciegos, el tuerto es el rey,” tampoco habían leído, y menos conocido a Cervantes y a su magistral Don Quijote de La Mancha.

            Al llegar a Guatemala me encontré con la sorpresa que, de 36 premios nacionales de literatura, solamente seis mujeres habían logrado la codiciada presea. La fundación de la editorial La Pepita responde a esa desigualdad poco explicable. En una población con un 52% de mujeres, de acuerdo a datos poblacionales del 2022, es poco verosímil y estadísticamente improbable que haya tan pocas mujeres que merezcan el premio nacional e, incluso, que escriban (contamos con mujeres escritoras de alto calibre en nuestra patria). Si bien es cierto que pueden existir causas exógenas que expliquen la escasa contribución a las letras nacionales de las mujeres, mi experiencia personal me indica que es más plausible que la falta de incentivos; el poco acceso a fuentes de publicación; y el no-existente apoyo a la cultura sea la causa de esta merma.

            Para muestra, un botón: Guatemala cuenta con María Josefa García Granados de Saborío, poeta; autora de sermones satíricos; feminista (cuando no existía lugar para el feminismo); fundadora de periódicos y revistas; autora de boletines donde criticaban los desmanes del gobierno, y pluma preclara (muy avanzada para el siglo XIX) cuyo trabajo se detalla en un par de libros sobre ella que ya no se pueden conseguir, y poco más de eso.

            La mayor riqueza de un país no es el oro, el petróleo, ni la riqueza (aunque siempre sean bienvenidos). Un pueblo es rico por su gente, no por sus bienes materiales. Para poder entender, amar, y defender a ese pueblo es imprescindible conocer su producción cultural; esparcirla por los rincones; respetar y alimentar las contribuciones de su gente; e invertir en que cada vez más de ellos participen en el ámbito cultural.

            La cultura debiera ser como la justicia, ciega y equitativa. Desafortunadamente, se ha convertido (en la mayor parte de países, debo señalar) en un arma política y de luchas de género.

            Aunque mi preferencia personal se incline por evitar reducir al autor literario a su contexto político y a su género, la desigualdad de laureles (creo que nos conformaríamos con siquiera un par de hojitas), de apoyos, y el escaso conocimiento sobre las autoras guatemaltecas me ha compelido a igualar la balanza, aunque sea un tantito.

 

 

33 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

CATALINA DE ERAUSO: LA MONJA ALFÉREZ

Catalina de Erauso nació en San Sebastián, en 1592. Al ser hija de un aristócrata en el país vasco, su padre la manda a un convento,...

Comments


bottom of page